Cuando se produce un divorcio entre una pareja con hijos lo fundamental es siempre proteger el bienestar del menor, pero, a veces, ese bienestar se ve gravemente amenazado, y es entonces cuando aparece el riesgo de que uno de los progenitores sea privado total o parcialmente la custodia del menor.
Perder la custodia de un hijo únicamente puede ser decidido por un juez que entienda que, a consecuencia de las circunstancias o de algunos comportamientos, uno o ambos progenitores no se puedan ocupar del menor.
Independientemente de cuál sea el caso, el proceso es largo y complejo, y en él debe quedar probado y acreditado que el comportamiento del padre o madre altera o perturba la estabilidad tanto física como emocional del niño.
Motivos por los que se puede retirar la custodia a un padre o madre
Conducta y modo de vida desordenados
Lo fundamental en cuestiones de separaciones y divorcios siempre es salvaguardar el bienestar y el adecuado desarrollo de los menores.
Por este motivo, una conducta o forma de vida desordenada, tanto por parte del progenitor como de su pareja conviviente, con el menor, sobre todo cuando este modo de vida lleve a descuidar las necesidades básicas del niño, como su higiene, su salud o su alimentación, entre otras, puede ser motivo de riesgo para la seguridad del menor, y, por tanto, motivo para la retirada de la custodia.
Desatender los cuidados del menor
Cuando se otorga la guarda y custodia de un hijo, se hace para que el progenitor se encargue de proveer al menor de los cuidados que éste requiera.
Sin embargo, a veces se dan casos de padres negligentes que desatienden las necesidades básicas de sus hijos, entendiéndose por necesidades básicas: alimentación, higiene, atención médica, seguridad o escolarización.
Ingresar en un centro penitenciario
Si bien, de forma general, el proceso de retirada de custodia es largo y complicado, este caso es la excepción.
Cuando uno de los progenitores deba ingresar en un centro penitenciario para cumplir alguna condena, la custodia pasará inmediatamente al otro progenitor si reúne las condiciones necesarias para el correcto cuidado y atención del menor.
Conductas o antecedentes de violencia o abusos
El abuso infantil psicológico o físico es, por razones obvias, uno de los principales motivos de pérdida de custodia.
En los casos de mayor gravedad el progenitor puede perder también la patria potestad.
Cambios drásticos de residencia o viajes frecuentes
Se puede dar la circunstancia de que las condiciones personales de uno de los progenitores cambien y se vea en la necesidad de viajar frecuentemente lejos del domicilio habitual, o de trasladar su residencia de forma permanente, con el correspondiente cambio de colegio y entorno que esto supondría para el menor.
En esta situación, y siempre teniendo como objetivo preservarla estabilidad del menor, el otro progenitor puede pedir la custodia completa del hijo.
Tener una adicción
Las adicciones pueden desencadenar situaciones y comportamientos que supongan un riesgo para el bienestar del niño. También puede afectar a la capacidad del padre o de la madre para hacerse cargo del menor.
No se puede recurrir a este caso para consumos esporádicos, una adicción no es en sí misma una causa de privación de la custodia, hay que probar que la adicción está afectando directamente al cuidado y estabilidad del menor.
Manipular al menor en contra del otro progenitor
Se conoce como síndrome de alienación parental (SAP) al trastorno provocado por la instrumentalización emocional del menor por parte de uno de los progenitores para ponerle en contra del otro.
Existe cierta polémica con este punto, debido a que este síndrome no aparece recogido en los principales manuales de diagnóstico psicopatológico, algunos incluso se refieren a él como síndrome falso.
Tanto es así que el actual proyecto de Ley orgánica de protección a la infancia y la adolescencia frente a la violencia elimina cualquier referencia al Síndrome de Alienación Parental por lo que, aunque de momento sí que es aplicable, de aprobarse la norma, dejaría de ser un motivo para la pérdida de la custodia.
Especialmente dolorosa es la situación en que ninguno de los progenitores esté en condiciones de mantener la custodia del menor. Este supuesto es especialmente complejo para los hijos por las consecuencias psicológicas que puede generarles verse separados de ambos padres, puesto que, si se diera esta circunstancia será servicios sociales quien deberá hacerse cargo del menor.